lunes, 19 de agosto de 2013

FINISTERRE ES SÓLO EL PRINCIPIO

Para recorrer largas distancias a veces es necesario prescindir de grandes lastres y de cualquier compañía salvo la de la luz, el sonido de la tierra, la visión de una meta lejana y, cómo no, una botella de agua, un puñado de nueces y un buen protector solar.

Esa es la metáfora de todo lo que me ha acompañado estos cuatro días pero hoy, después de haberme refugiado en la poesía, en el placer de vaciar armarios y en la soledad buscada, después de recrearme en recuerdos con sabor a roscón mojado en chocolate y Asfalto de fondo me doy cuenta de que aún me quedan muchas zancadas que dar y que Finisterre no es sino el principio de la vuelta al mundo antes de llegar a Ítaca.

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