viernes, 25 de noviembre de 2011

NADA QUE CELEBRAR

¿Es lo mismo celebrar que conmemorar? No para mí, desde luego.

El verbo celebrar tiene para mí connotaciones festivas, lúdicas, de alabanza, de ritual compartido. Conmemorar significa recordar a quien ya no está, tener presente un día lo que se ignora el resto del año, evocar una fecha con un significado histórico o protocolario.

Hoy, 25 de noviembre, muchos medios insisten en "celebrar" el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer mientras que, sólo en España, ya han sido asesinadas 61 mujeres a manos de sus parejas o ex-parejas, en Afganistán una mujer violada está condenada a casarse con su agresor si quiere librarse de una pena de doce años de prisión por adulterio, en Guatemala y México los feminicidios son una constante cotidiana y un último estudio revela que el 80% de las personas jóvenes entrevistadas considera que, en una relación de pareja, la mujer debe complacer al hombre.

Pero yo me niego a celebrar el dolor por las muertes absurdas, la rabia por un sistema patriarcal que se realimenta con la aquiescencia de quien nos quiere calladas y atadas de pies y manos, la impotencia por un machismo rampante que no acepta que las reglas de juego son un asunto de tod@s y no sólo de ellos.

Hoy, 25 de noviembre, cumpliremos con el ritual de manifestarnos por la tarde, de organizar jornadas de buenas prácticas e, incluso, de cambiarnos la imagen en el perfil del Facebook, pero eso no significa celebrar nada, por la sencilla razón de que no hay nada que celebrar.

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